Las apariencias son un suicidio de la sociedad actual.
Porque nos aleja de lo que verdaderamente somos.
De lo que en verdad es importante.
Para escondernos detrás de una máscara e interpretar un papel.
O validarnos detrás del prestigio que nos ofrece nuestra profesión, estatus social o económico.
Y a veces sentirnos secretamente superiores ante aquel que por ser más humilde creemos que es menos.
Pero es una mentira más del sistema.
Porque tú no eres tu dinero. Ni tu profesión.
No eres tu estatus ni lo que aparentas.
En verdad, muchas veces somos el resultado de un sistema que nos aprisiona.
Que nos hace ser competitivos, dejando de este modo nuestra humanidad de lado.
Haciendo importante lo que verdaderamente no lo es.
¿Eres feliz? ¿Estás satisfecho con tu vida? ¿Tiene la misma un propósito?
¿Sientes el latido de tu corazón?
¿La respiración de tu amada o amado cada noche, haciendo que sonrías por tenerlo?
¿Siente la pasión de estar simplemente vivo?
¿Valoras la amistad, el amor, la familia?
Si es así, eres un ser humano afortunado.
Pero si crees que la vida es solo el sistema en que vives.
La rutina de tu día a día. El producir más y acumular más todavía.
Estás muy lejos de ti. Y del verdadero sentido de la vida.
Que es ser, sentir y compartir.
Que es superarse.
Que es amar.
No te escondas tras esa apariencia. Porque tan solo es miedo.
A descubrir lo que todos somos. Vulnerables.
El saberlo te hará fuerte. Te hará grande. Te hará feliz.
Marisa Morales Sánchez