La culpa es un mal que está instaurado en el interior de muchas personas. La culpa es nombrada por algunas religiones. La culpa es una lastre y un yugo. La culpa es una gruesa cadena, unas malas esposas. Porque nadie tiene «culpa» de nada, tan solo es responsable.
Creernos y sabernos responsables no es lo mismo que creernos y sentirnos culpables.
Porque ser y sabernos responsables de nuestra vida es comprender que todos nuestros pensamientos, palabras, actos y omisiones tienen un impacto en nuestra existencia y en los demás. Darán lugar a unas consecuencias acertadas o desacertadas.
Y sea de una forma u otra, nos darán unas enseñanzas, todas precisas para nuestra experiencia.
Si es acertada, celébralo; si es errada, aprende de ello, pero sin culpas.
La culpa es un sentimiento que se ha utilizado como medio de poder ante la sociedad conjunta, como medio de control en las relaciones más cercanas, y tan solo has de saber que tu vida, y todo lo que ella conlleva, es tu responsabilidad.
Se consciente de ello, pero con amor, con comprensión y tolerancia con tus propios errores humanos.
Porque nadie se va de este mundo, sin aciertos y desaciertos. Eso también nos hace humildes y nos aleja de la soberbia.
No dramatices tus fallos. Y jamás te sientas culpable.
Vive libre, sin miedos.
Sigue aprendiendo y disfrutando de tu mayor regalo y don: la vida.
Ilustración del artista Joaquín Medina Balmiza