Y pasado el tiempo te das cuenta que, a pesar de las decepciones, la desilusión, los sueños no realizados, la separación de personas que querías a tu lado, hay un lugar sagrado en ti, que sigue intacto.
Ese lugar es tu alma. Ella hace que siempre vuelva la sonrisa a tu cara. La que sufre si no la atiendes, la que sufre si no la amas.
Esa que hace que te aceptes, con tus fallos, con tus faltas.
Esa que muchas veces no es nombrada. La que es toda intuición. La que sabe que necesitas y también lo que te falta.
Que la vida es hermosa, que la oscuridad, pasa.
Que la vida a pesar de todo aquello, que no se cumplió, que no fue como creíste, te ofrece mucho de bueno. Que el amor está en tu casa. Tu casa es tu corazón.
Y barres de él las penas y toda desilusión. Que perdonas a quien te daña. Que te perdonas a ti, por equivocarte a veces, por no darte lo que mereces.
Porque la vida te ama. Porque la vida es una historia que contiene una canción y tú le vas poniendo letra, en cada pensamiento tuyo, en cada sentir que tienes, en cada decisión.
Y así riegas tu jardín haciendo que en el nazcan, bellas flores, bellos frutos, que riegas con mucho amor.
Porque amor es lo que eres, y humano que acierta, que yerra, y así vas aprendiendo para tu evolución.
La vida es un todo al que abrazas, la vida es un todo al que besas. Y al aceptarla tal cual, llega la paz a tu alma, llega la paz a tus pasos, llega la paz a tus letras. Y embelleces la canción.
Marisa M. Sánchez