Es tu dignidad
un regalo sagrado.
Es tu dignidad
de valor inigualable,
por el simple hecho
de ser un humano.
Es tu dignidad
algo que no se vende,
algo que no se compra;
tienes que protegerla
de todas las guerras.
Es tu dignidad
tu mayor pertenencia,
que no negocien con ella:
nunca la pierdas…
Es tu dignidad
parte de tu amor propio,
ese que hace respetar
a ti y a los otros.
No olvides nunca
que es inviolable,
incuestionable,
porque tú,
igual que el sol,
las estrellas, tu prójimo,
tienes un lugar
no lo dudes jamás.
Él te pertenece:
que no te lo nieguen,
que no te lo roben
en nombre de nada,
en nombre de otros…
Es tu dignidad
un bien de tu alma,
un regalo eterno,
aprende a cuidarla
porque eres su dueño.
Marisa M.orales Sánchez